lunes, septiembre 18, 2017

Manipulaciones y errores acerca de la lengua leonesa. PARTE II: la denominación de leonés en la historia

Espublizáu pur Héctor Villazala nel blog: Fontina de Palabras

Año 2003. Se presenta desde Conceyu Xoven una campaña acerca de la lengua leonesa. En la sala, abarrotada de periodistas, Abel Pardo explica que el leonés es una lengua, que así se cataloga en el libro rojo de las lenguas minorizadas de la Unesco, y se califica de "seriously endangered" (en grave peligro). En aquella publicación se hicieron mapas con su ubicación geográfica, se distinguía del asturiano y del mirandés (al que calificaba como otro nombre del leonés en esta región portuguesa). Así quedaba en el informe de 1999 del red Book of Endangered Languages. Todavía queda un resto de aquella web consultable aquí:

http://www.helsinki.fi/~tasalmin/europe_index.html#Spain
http://www.helsinki.fi/~tasalmin/europe_index.html#Portugal



Aquella afirmación tuvo un amplísimo eco mediático y nos ha llegado a hoy en día; hace poco tiempo que veía un post en facebook recogiéndola para defender nuestra lengua. Todo esto ha sido cierto, hasta no hace tanto.

La denominación de leonés para referirse al habla propia de los leoneses se remonta a más de 400 años. Aquí una muy pequeña cronología de publicaciones donde la denominación de leonés aparece:
1606. Bernardo de Aldrete en su libro Del origen y principio de la lengua castellana o romance que oi se usa en Españacita lo siguiente respecto a un viaje a su paso por Villafranca del Bierzo: "los mas políticos hablan bien el castellano, pero los no tanto i mugeres el leonés, que tira al gallego".
1747. Pedro Rodríguez de Campomanes en Dissertaciones históricas del orden, y cavallería de los templarios, dice lo siguiente: "Esta, en compendio, fue la antigua, y moderna politica, con que estas dos Religiones respectivamente se gobernaron en España, teniendo una, y otra sus Encomiendas, que en la Orden del Templo, y en el antiguo idioma Leonés, que era el que usaban los Templarios en sus despachos, y Cancellería llamaban Baylios."
1770. Padre Martín Sarmiento. En su biliografía tiene una amplia visión del vocabulario de Llión, Asturias y Galicia. Cita lo siguiente respecto al Fuero Juzgo: "Tradújose en 1235, por orden de San Fernando, en idioma Leonés". O en alusiones a vocabularios tradicionales dice esto sobre una palabra: "En leonés cachava es un báculo", "Aliso castellano, latín alnus, gallego amieyro y ameneiro, del amedanus de Crescencio, leonés y asturiano humero, humeyro".
1782. Tomás Antonio Sánchez en Poesía Medieval en Español, afirma lo siguiente sobre el Libro de Alexandre: "Juan Lorenzo natural de Astorga, como congeturo, y criado acaso en aquel país, que es lo postrero del Reyno de León hácia Galicia, conservó más puro el Dialecto Leonés y Lenguage de Castilla que se usaba entonces en los dos Reynos".
1861. Mariano Cubí Soler dice en su introducción a Ensayos Poéticos en Dialecto Berciano: "Lo que hoy día es lengua universal italiana, fue un tiempo dialecto toscano, asi como la lengua francesa, fue un tiempo dialecto valon, normando i picardo, i la lengua española, dialecto asturiano, leonés i toledano".
1861. Agustín Pascual imparte un discurso con motivo de su nombramiento como miembro de la RAE: "como el rotundo toledano venció al rico aragonés, á la tenaz lengua leonesa, al tierno bable, á todos los dialectos y patueses, hijos de la variedad geográfica de nuestra península".
1865. Manuel Murguía. En su libro Historia de Galicia cita este texto: "Lo que mas llama la atencíon es que en el momento de la reconquista, apareciesen en Aragon , Navarra y la Rioja el castellano, y en Asturias, Galicia, Portugal y Leon el hable, gallego, y dialecto leonés, que son como una cadena que enlaza mútuamente unas lenguas que tal vez en un principio no fueron mas que una."
1867. Gessner publica su trabajo Das Altleonesische: Ein beitrag zur kenntnis des Altspanischen (el antiguo leonés, una contribución al antiguo español).
1885. Jerónimo Borao y Clemente dice en Diccionario de Voces Aragonesas que: "el otro (castellano) absorbe los dialectos astures, los leoneses, el aragonés"
1886. Leite de Vasconcelhos, en Estudos de philologia mirandesa cita en repetidas ocasiones fenómenos del mirandés y los compara con el leonés: "em textos leoneses acha-se", "análoga á leonesa e asturiana yes", "em hespanhol antigo ha sey, que será de origem leonesa", etc.

1888. Fernández Duro y Rafael Floranes dicen: "Y es el Fuero juzgo de León en castellano al dialecto leonés, las sumas legislativa y procesal del Maestre Jacobo de las Leyes, y por último, el Fuero de Zamora" (…) "Está también en castellano al dialecto leonés, que tiene mucha parte de gallego, pues es el que entónces se hablaba en Zamora, participante no poco de las costumbres y resabios de los dos reinos por su inclusion y situacion en un ángulo entre los dos".
1896. Friedrich Hanssen publica en Santiago de Chile Estudios sobre la conjugación leonesa.
Las citas anteriores son solo algunas de las que hay recogidas a lo largo de la historia, años antes -siglos- de la publicación de El dialecto leonés (1906) de Menéndez Pidal, que es considerado por muchos como el primer referente. La denominación de uso secular responde a algo evidente: la lengua leonesa tiene todos sus testimonios escritos más importantes (aparte de los contemporáneos) durante el periodo de vigencia del Reino de Llión. Desde las cartas puebla pasando por el Fuero Juzgo y siguiendo por todo un conjunto de leyes y ordenanzas redactadas en dicha lengua, se hacen siempre bajo el gobierno del reino de Llión. No hay ningún testimonio escrito durante el periodo del reino de los Astures o de Oviedo, salvo documentos en latín tardío, que no en romance o protorromance propio. Incluso el primer documento considerado como leonés y que muestra los primeros rasgos de la lengua, la nodicia de kesos, se fija geográficamente en la actual provincia de Llión.



El término dialecto también es obvio si entendemos que el concepto se aplicaba, y se sigue aplicando en buena parte de la lingüística y filología hispánica, a toda lengua que no alcanza un grado de reconocimiento oficial ni tiene una trayectoria literaria asentada. Baste de ejemplo que por aquel entonces el catalán o el gallego también se denominaban dialectos, algo que hoy en día a casi cualquiera le parecería aberrante. Pidal, por lo tanto, no hace nada nuevo en cuanto al tema nominativo sino que continúa dicha tradición secular.

La importancia de Pidal con respecto al leonés comprende lo siguiente: amplió su concepto desarrollando sus rasgos fonéticos y evolutivos desde el latín (asunto apenas tocado salvo unos años antes por varios hispanistas europeos), demostrando con ello su independencia respecto a las lenguas circunvecinas. Delimitó su marco geográfico, algo que hasta la fecha estaba difuso bajo el relativamente ambiguo "Reino de León". Y en último lugar, demostró una vitalidad de uso en léxico y gramática, y todo lo que hasta la fecha eran considerados como vulgarismos, meros localismos o palabras mal dichas se convertían en muestras de esa lengua. El interés se trasladó casi de inmediato a escritores del género costumbrista y realista que recogían palabras o textos enteros en el leonés regional en el que se ambientaban sus novelas.


Tampoco hay que llevarse a engaños, Menéndez Pidal era una persona con una visión de España claramente ilustrada, enclavada dentro del pensamiento del momento en que el conocimiento de la historia y la realidad social, cultural y económica del país permitiría su desarrollo. El conocimiento del leonés como tal no era lo importante, lo veía como un sustrato más que conformaba la lengua castellana o española, desde el punto histórico e incluso de léxico. Era un dialecto, histórico, como el aragonés o el mozárabe, cuya vitalidad se justificaba en la ruralidad y aislamiento geográfico, que no logró el status de lengua -y prestigio- como el castellano. Si echamos mano a cualquier libro que analice la historia de la lengua española o la dialectología peninsular, se apreciará que las referencias al leonés son siempre manteniendo ese enfoque pidaliano.

En resumen, hay más de 400 años de historia que atestiguan la denominación de leonés para referirse a nuestra lengua. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se quiere consolidar el término astur-leonés, justificándose en una mejor dimensión geográfica. Y aunque el término tiene más bien poco peso socialmente en cualquiera de los ámbitos de las tres lenguas a las que haría referencia (mirandés, leonés y asturiano), a nivel científico y de reconocimiento internacional comienza a ganar peso. A tal punto, que la referencia de la Unesco citando su Red Book of Endangered Languages ya no es válida tras su revisión.

http://www.unesco.org/languages-atlas/index.php



Y en cuanto a la institución internacional encargada de otorgar y certificar los ISO de los códigos lingüísticos internacionales, sucede exactamente lo mismo:

https://www.ethnologue.com/country/ES/languages

Este proceso de cambio de denominación, muy reciente en el tiempo, es sostenido además por determinados sectores leoneses, remarcándose con una propuesta gramatical claramente emparentada con la gramática asturiana, al punto de que se camina hacia una meta en que el leonés será una denominación geográfica, un geodialecto, de una lengua superior. Es una labor, la de desarrollar una gramática propia, que hay que empezar, o más exactamente retomar, antes de que el tiempo y las instituciones hagan que sea demasiado tarde. Por ahora ninguna propuesta lo ha conseguido. En algo fallamos.

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