Dalgunos collacios de mieu nun pudun tare, pur deillas razones, na presentación, asina que vos deixu eiquí dalgunas semeyas y el testu la mía intervención nel autu. (Nun tengu los testos las intervenciones de Nuria Alonso y Ricardo Magaz pulu que nun pueu espublizalas).
En cualisquier casu, asperu que vos presten mis pallabras.
PRESENTACIÓN DE "LA DIOSA DEL CÚA"
(León, 26 de Mayo de 2011)
Buenas tardes, muchas gracias a tod@s por su asistencia y muchas gracias a Carlos por haber insistido en que le acompañase en esta presentación en un día que, además, tiene para mí un gran significado ya que tal día como hoy, aunque en años diferentes, nació mi abuelo Antonio, falleció mi abuela Trinidad e hice la primera comunión, tres fechas señaladas que coinciden con el aniversario de la coronación como Emperador, en 1135 por lo que hoy se cumplen 876 años, de Alfonso VII, rey de León al que, según decía mi libro de historia de aquel lejano cuarto de bachiller, “le juraron vasallaje todos los reyes, moros y cristianos de la península y casi todos los señores del sur de Francia”.
Pero dejemos la historia y los aniversarios y centrémonos en lo que nos ha traído aquí, el último libro de Carlos Bouza Pol “La Diosa del Cúa”.
Poco puedo añadir después de las intervenciones de quienes me precedieron en el uso de la palabra, pero voy a tratar de aportar aquí mi visión personal tanto del autor como de su obra.
Para empezar os contaré un secreto, en su dedicatoria de “La Diosa del Cúa”, Carlos me llamó “compañera de fatigas leonesas” lo que trajo a mi memoria las circunstancias en que nos conocimos.
Estábamos en una conferencia sobre uno de tantos temas leoneses en el Club de Prensa de Diário de León, circunstancia que se ha repetido cientos de veces porque, como suele decirse, “nos encontramos en todos los saraos” y en el turno de preguntas, Carlos pidió la palabra. Tengo que confesar que no recuerdo sobre qué habló porque lo que atrajo mi atención fue que se identificó como poeta, de Villafranca del Bierzo y leonés.
Han pasado unos cuantos años desde entonces, he leído muchas cosas de Carlos pero después de leer su novela “La Diosa del Cúa” la palabra que, para mí, retrata perfectamente a Carlos es “cuentista” no porque cuente “enredos, chismes o embustes” (primera acepción que da la RAE para cuentista), sino porque, como él mismo nos dice, lo suyo son “los cuentos de verdad”, lo que le convierte en “cuestista” según la 2ª acepción que, de dicha palabra, nos da la RAE, a saber “Persona que suele narrar o escribir cuentos”.
Carlos nos relata cuentos e historias, tan magistralmente, que nos hace meternos en ellas, sentirlas como si fueran propias y vivirlas como si evocásemos nuestros propios recuerdos y fuésemos nosotros quienes corriamos por la calle del Agua para coger el autobús que nos llevaba al Instituto a Ponferrada, quienes paseásemos por la Universidad de León y nos encontrándonos con mi buen amigo Hermenegildo, perfectamente retratado por Carlos como “hombre bueno y discreto y eminente catedrático leonesista”, quienes hablásemos, incluso en ocasiones acaloradamente, con la Virgen de la Encina o quienes, instalados en una cómoda y productiva edad madura, buscábamos la juventud perdida en la realización de nuestro primer amor, siempre idealizado, siempre añorado, siempre el mejor, tal vez por eso mismo, por haber llegado inesperadamente, por representar el descubrimiento de un mundo que hasta ese momento, ni imaginábamos que existiera. Ya lo dice el refrán “No hay luna como la de enero ni amores como el primero.
Solo hay algún viaje que, al menos en mi caso, me resisto a vivir por mi misma y estoy segura de que tod@s vosotr@s lo comprenderéis y Carlos sabrá disculpar mi reserva, a menos que sea estrictamente indispensable, yo me resisto a ir a Valladolid.
“La Diosa del Cúa”, libro en que tanto rincones leoneses se retratan y tantos personajes conocidos se citan, solo puede ser la obra de un leonés, un leonés de corazón y de ejercicio, un paisano nuestro que, de la misma forma en que muchos amigos míos se identifican como “leoneses del sur”, para dejar claro que son salmantinos, es “del oeste geográfico” de nuestro país, es decir de El Bierzo, que no berciano, como él mismo nos aclara en su novela.
A Carlos no le gusta que le llamen “berciano”, y nos confiesa que detesta las palabras que acaban en “ano”, por eso él dice siempre, soy de Villafranca, soy de El Bierzo, y por lo mismo, soy leonés y además de decirlo lo demuestra, no solo participando en todos los eventos en que se reivindica “lo leonés”, se pide autonomía, la no construcción de la Sama-Velilla o de las incineradoras que, de seguir adelante, destrozarán el futuro de nuestra tierra y destruirán nuestras industrias alimentarias de productos de calidad, sino también ejerciendo de leonés en su obra como cuando pone en boca de una indignada Greta, su diosa del Cúa, aquel repentino enfado e ira contenida al ver que, en una librería de Valladolid, llamaban a Carlos Boeza Horta, autor “castellano”.
Y no puedo resistir la tentación de leer esa parte del libro (pgs. 357-359).
En este corto pasaje quedan perfectamente retratadas varias actitudes ante lo que algunos llaman “el problema leonés”.
Por un lado, una leonesa de Caucabelos, como Carlos gusta de llamar a la villa del Cúa, vallisoletana de adopción durante unos cuarenta años, reacciona ante la calificación como “castellano” de quien ella sabe perfectamente que es leonés. Su propia sangre leonesa se rebela contra la negación de su verdadero origen, aunque su indignación se ve pronto aplacada por la declaración del librero de que “no cabía lo de leonés… castellanoleonés” y “que lo había escrito sin mala intención”.
Por otro lado el librero dice algo tan expresivo como “sé que en León están sensibilizados con esto pero aquí… no creo.”
Y en ese momento, cuando el librero hace esta declaración y Greta acepta sus disculpas, cuando Carlos pone el dedo en la llaga.
La mayoría de la gente fuera de León, del Reino de León, de la Región Leonesa, del País Leonés, lo hace “sin mala intención”, porque lo de “castellanoleonés” es demasiado largo o porque “es lo que hay”, pero nadie se para a pensar ni en la realidad, ni en la sensibilidad, ni en la verdad, ni en la reciprocidad porque si nadie llama “leonés” a un soriano o a un burgalés, ¿por qué diaños tienen que llamar “castellano” a un salmantino, a un zamorano o a un leonés?
Sinceramente no puedo comprender cómo es posible que nuestra educación cívica sea tan absolutamente deficiente como para que pese más lo “políticamente correcto” que la realidad, la verdad y el respeto.
Llegados a este punto y puesto que hablamos de política no me resisto a traer aquí aquel chiste que decía:
La política lo estropea todo ¿conoce Ud. una palabra más hermosa que “madre”? Pues ya ve, en cuanto le añade “política”, se convierte en suegra.
Como veis, yo siempre termino hablando de política, de leoneses y de leonesismo, lo que por otra parte no sé en qué se pueden diferenciar porque si como dice la RAE: Leonesismo es el “Amor o apego a las cosas características o típicas de la región leonesa.”, lo lógico sería suponer que absolutamente tod@s los leoneses debieran ser leonesistas con lo que usar ambas palabras en la misma frase, terminaría siendo una redundancia.
Pero no voy a perderme en disquisiciones, más o menos filosóficas porque, parafraseando a Umbral, “estamos aquí para hablar del libro de Carlos”, una novela en la que a lo largo de la vida de su “alter ego” Carlos Boeza Horta intercala realidades y fantasías, episodios vividos y soñados y algunos de sus artículos en los que habla tanto de política como de vino o de economía y cuyo sorprendente desenlace a nadie dejará indiferente.
Os recomiendo vivamente la lectura de “La Diosa del Cúa” que os llevará a Villafranca, a Caucabelos, a Ponferrada, a la ciudad de León y a la Villa y Corte e, incluso, si queréis hasta podéis visitar el “furacu prietu” que está en el medio de esta autonomía inventada y que se “traga” todas las esperanzas y los impuestos de la mayoría de los castellanos y de todos los leoneses, aunque algunos todavía no se hayan dado cuenta.
Gracias a tod@s por su paciencia y mucha suerte con tu novela Carlos que seguro que la tendrás porque te la mereces porque ya sabes, algunos, al saber llaman suerte.
Entamu l'autu, Ricardo Magaz tien la pallabra
(semeya del ICECU)
Na portada'l llibru... El Manzanal
(semeya de Lláncara)
L'autor, Bouza Pol rimpuende las entrugas del públicu
(semeya de Lláncara)
3 comentarios:
Muy bueneas...
Siguen faltando los videos.Seguimos perdiendo oportunidades de difusión, una y otra vez ¿por qué?.
Saludos
¿Qué videos? ¿Qué oportunidades? ¿Qué difusión? ¿Quien lo pregunta?
Me refiero a la multitud de charlas, presentaciones de actividades y libros de las que luego solo tenemos una pequeña referencia o nota en algún blog como el tuyo(que es de agradecer).Faltan videos para la posteridad, para que podamos acudir a ellos cualquiera que no nos podamos acercar a los actos en sí, para poder ofrecer a personas que están interesadas en todo esto,etc. En youtube apenas se introducen videos de charlas, de difusión o con temática leonesa.Pienso que se desaprovecha un canal básico.Nada más,es una idea, no es una crítica.
Ah, saludos de un emigrado con procedencia sureña (Salamanca)
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