domingo, abril 26, 2020

La Guerra de las Comunidades

Al hilo del recientemente pasado “Día del Libro”, observo que, cuando se habla de “Villalar”, se mezclan constantemente dos cosas bien diferentes. Una son los sucesos que acontecieron los días 23 y 24 de abril de 1521, sobre los cuales sigue existiendo confusión y bastante fantasía, y otra es la designación del 23 de abril como fiesta de la comunidad autónoma de Castilla y León.

Independientemente de que, en mi opinión, habría multitud de fechas más apropiadas para dicha fiesta (si de verdad la Yunta tuviera el más mínimo interés en tener una comunidad equilibrada) y que, además la historia de la Guerra de las Comunidades se está contando de una forma sesgada, considero una apropiación indebida por parte de la Junta de Castilla y León apoderarse de un episodio que involucró a muchos más territorios que los de la actual comunidad autónoma.

Por otra parte, cuando yo estudiaba en el cole (en época de la dictadura y en el País Vasco donde vivía), no se hablaba de “los comuneros de Castilla” sino de “la Guerra de las Comunidades” ya que hubo comuneros en muchos más reinos y ciudades que en el de Castilla, Murcia, Jaén, Valencia, Baeza, Úbeda... y tampoco podemos, ni debemos, olvidar que Burgos (la ciudad Cabeza de Castilla), si bien estuvo “10 minutos” en Comunidad, rápidamente se pasó al bando realista.De hecho, en el Reino de León, tuvimos a los Guzmanes en León, al Obispo Acuña en Zamora, los Ulloa en Toro y Maldonado en Salamanca. Y de los tres ajusticiados el 24 de abril de 1521 en Villalar (que de aquella no pertenecía a Valladolid), Maldonado como queda dicho era del Reino de León y Bravo y Padilla eran del Reino de Toledo.

Cuando estudiábamos al “César Carlos” le llamábamos “Carlos I de España y V de Alemania”, contrariamente a la costumbre de los últimos tiempos de hablar de “Carlos V” o de llamarle “de Castilla”. En ocasiones alguien mencionaba una supuesta “Corona de Castilla” pero desde luego, no era lo habitual.

Y, sinceramente, dado que la intitulación real era “Nos Don Carlos, por la divina clemencia Emperador de los Romanos, augusto rey de Alemania, de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Secilias, de Hierusalem, de Ungría, de Dalmacia, de Croacia, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de Sevilla, de Mallorca, de Çerdeña, de Córdoba, de Corçega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algezira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano, Archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Brabante, de Lotharingia, de Carintia, de Carniola, de Linburg, de Luxenburg, de Güeldres, de Athenas, de Neopatria, conde de Barcelona, de Flandes, de Tirol, de Auspurg, de Arthois y de Borgoña, Palatino de Henao, de Olandia, de Zelandia, de Ferrato, de Fribug, de Hanurg, de Rosellón, de Hutfania, Langrave de Alsacia, marqués de Burgonia y del Sacro Romano Imperio, de Oristán y de Gociano, Príncipe de Cataluña y de Suavia, Señor de Frisia, de la Marcha Esclavonia, de Puerto Haon, de Vizcaya, de Molina, de Salinas, de Tripol y de Malinas, etc.”, me parece mucho más correcto hablar de “España” que de “Castilla”.

Por otra parte, lo que subyace tras la Guerra de las Comunidades son dos temas: El primero que Carlos había nacido y se había criado en Gante y cuando vino a la península, además de que no hablaba más que flamenco, lo hizo rodeado de todos sus amigos y compañeros flamencos que coparon todos los puestos y consiguieron prácticamente todos los puestos y prebendas de los reinos peninsulares, lo que enfureció a todos los que en los reinos españoles aspiraban a conservar u obtener privilegios reales.

Por cierto, el mismo error que cometieron con él (no enseñarle ninguna de las lenguas que se hablaban en los territorios españoles en los que iba a reinar) lo cometió él con su hijo Felipe II a quien una de las razones por la que le rechazaron los flamencos, además de su intolerancia religiosa, fue no hablar su lengua.

Y el segundo fue la pretensión del rey de que fueran sus reinos peninsulares los que corrieran con todos los gastos que conllevaba su aspiración (y posterior coronación) como Emperador del Sacro Imperio, lo que al tocar al bolsillo de los ciudadanos que pechaban contribuyó a aumentar el descontento.

Fue pues la Guerra de las Comunidades una guerra por intereses y privilegios, no una lucha romántica por las libertades y la identidad como, en ocasiones, en estos últimos tiempos, he llegado a leer.

También he visto alusiones a provincias en tiempos de la Guerra de las Comunidades. Sin entrar en el hecho de que esas supuestas provincias se crearon a finales del siglo XVI y la Guerra de las Comunidades tuvo lugar en los inicios de dicho siglo, la realidad es que aquellas “provincias” no tenían absolutamente nada que ver con las actuales y no me refiero a sus territorios sino a su valor jurídico o administrativo del que carecían totalmente ya que se crearon con carácter méramente fiscal. En aquel tiempo, la única verdadera división administrativa que existía eran los municipios (villas y ciudades).

Por último y para que no haya dudas al respecto, adjunto algunas fotos que no dejan lugar a dudas sobre las enseñas que se utilizaban en tiempos de Carlos I, concretamente en sus exequias en Bruselas el 29 de diciembre de 1558 (escudos de Aragón, de León y de Castilla), y que hoy día se siguen usando en recreaciones históricas como el Ommegang que se celebra en Bruselas, todos los años, alrededor del primer domingo de julio en conmemoración de la visita que en 1549 hizo a Bruselas Carlos I con el entonces Príncipe de Asturias, el futuro Felipe II y la hermana de Carlos, María de Austria, reina viuda de Hungría y Bohemia y gobernadora de los Países Bajos.

Escudos de Aragón, de León y de Castilla en las exequias de Carlos I de España y V del Sacro Imperio en las exequias que se celebraron en Bruselas el 29 de diciembre de 1558


Exequias de Carlos I de España y V del Sacro Imperio en Bruselas el 29 de diciembre de 1558


Abanderados de León y de Castilla en primer término y de Navarra y Aragón en segundo en la Grand Place de Bruselas, durante la recreación del Ommegang de 1549


No hay comentarios:

Pregón del I Encuentro de Cultura Tradicional "Valle de Gordón"

La Pola de Gordón, 14 de mayo de 2022 Buenas tardes: Es para mí un gran honor pregonar este I Encuentro de Cultura Tradicional “Valle de...