martes, abril 02, 2019

Sobre barbarismos (en su primera acepción), inventos varios y otros horrores

Leyendo comentarios como el de Sabina «Ante los pequeños nacionalismos, mi patria es la lengua española», la Xana se queda perpleja, no por lo que supone de “gran nacionalismo” el comentario sino porque toda esa sesuda gente que defiende una lengua con, según dicen, 500 millones de hablantes de los supuestos e imaginarios ataques de lenguas minorizadas y, en algunos casos, incluso despreciadas, se quedan impertérritos ante los barbarismos e inventos que algunos de esos 500 millones de hablantes practican a diario.

Y no me refiero, aunque también podría, a ese horror del “lenguaje inclusivo” que en ocasiones convierte determinadas frases en galimatías de “todos y todas”, con eso ya está una acostumbrada a lidiar, si bien lo de las “miembras” y “portavozas” sería digno de figurar en una antología del disparate o en aquel “Celtiberia Show” del periodista Luis Carandell.

Al paso que vamos cualquier día nos levantaremos con la voz de una “cantanta”, llamaremos a un “electricisto” y repasaremos las cuentas con una “contabla”...

Pero mejor me callo que las ideas las carga el diablo y lo mismo inspiro a alguien y porque, además, todo esto viene a cuento de los gentilicios que, cada vez, parecen ser más desconocidos por todo el mundo.

Sahagún es el nombre de un municipio en la provincia de León cuyo nombre originario era, en lengua leonesa, Safagún (San Fagún) que en castellano hubiera dado San Facundo pero al que algún “hábil” funcionario decidió que como las efes leonesas eran haches castellanas (fierro/hierro, facere/hacer, fiyu/hijo...) “Safagún” en castellano tenía que ser “Sahagún” y así quedo. Sin embargo, al igual que sucedió con otros pueblos como por ejemplo “Alixa” que se convirtió en “Alija” y “Periguela” que se convirtió en “Pereruela”, los gentilicios para estos tres núcleos siguieron conservando su raigambre leonesa, a saber “facundinos” (o “fagundinos”), “alixanos” y “perigüelanos”.

Existe también una población colombiana llamada “Sahagún” (aunque su nombre oficial sea San Juan de Sahagún) cuyo gentilicio es “sahagunenses” pero que en mi vida oí aplicado a los naturales del Sahagún leonés.

¿En mi vida? No, de un tiempo a esta parte lo estoy oyendo y ya empiezo a temer el día en que empiece a oir hablar de los “huescanos” (oscenses), “teruelanos” (turolenses), “calatayudanos” (bilbilitanos), “huelvanos” (onubenses), “elchanos” (ilicitanos) o “avilanos” (abulenses)... por no imaginar más que algunos de los que pueden ser más sangrantes.

A mí me parece que son estas cosas y otras parecidas (por ejemplo el uso, por puro snobismo, de anglicismos, en muchas ocasiones, además, por parte de gentes que o bien no conocen el inglés o si lo conocen es “de lejos” porque en vez de hablarlo lo ajustician) los que representan auténticos ataques a cualquier lengua pero, sin embargo, para la inmensa mayoría parece que eso no es preocupante.

En fin, ¡qué no veremos y oiremos todavía!

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